En medio de una creciente preocupación por el medio ambiente, los ataúdes ecológicos están ganando terreno como una opción consciente y respetuosa con el planeta. Hechos de materiales biodegradables como cartón reciclado, micelio (hongos), bambú o fibras naturales, estos féretros ofrecen una alternativa a los tradicionales ataúdes de madera, cuya fabricación implica la tala de árboles y el uso de barnices y metales contaminantes.
“Un ataúd convencional puede tardar hasta 30 años en degradarse completamente, mientras que uno ecológico puede integrarse al suelo en menos de un año, dependiendo del material y las condiciones del terreno”, explica la Dra. Patricia Méndez, investigadora en sostenibilidad funeraria de la Universidad Autónoma de Madrid.
El impacto ambiental de los funerales tradicionales no es menor. Solo en España, se estima que se talan más de 200.000 árboles al año para la fabricación de ataúdes. A esto se suma la contaminación del suelo y las emisiones de CO₂ derivadas de los procesos de lacado, transporte y entierro.
Nuevas opciones para un último adiós con conciencia ecológica
Empresas como ReverVida en Colombia, Capsula Mundi en Italia y Green Coffins en el Reino Unido están innovando con ataúdes hechos de micelio (el sistema de raíces de los hongos), los cuales no solo se biodegradan en pocas semanas, sino que también ayudan a purificar el suelo.
“Nuestros ataúdes de micelio no solo son 100% biodegradables, sino que permiten la regeneración del ecosistema local. Cada unidad ayuda a descontaminar el terreno y devolver nutrientes a la tierra”, afirma Jorge Alzate, cofundador de BioFarewell, una startup colombiana que ya ha entregado más de 300 ataúdes ecológicos en 2025.
El cambio no es solo ambiental, sino también cultural. Algunas comunidades ya están adoptando estos productos como parte de ceremonias más íntimas y naturales. En Medellín, el Cementerio Jardines del Recuerdo ha habilitado un espacio exclusivo para entierros verdes, donde se siembran árboles en lugar de colocar lápidas.

Legislación e impulso institucional
Varios países europeos han comenzado a adaptar sus marcos legales para permitir y promover los entierros ecológicos. En Francia y Alemania, los ataúdes biodegradables ya forman parte de los servicios funerarios públicos. En Latinoamérica, Colombia y Chile lideran esta transición, aunque aún existen vacíos normativos.
“Estamos trabajando en una regulación que incentive prácticas funerarias sostenibles, incluyendo incentivos tributarios para quienes opten por ataúdes ecológicos”, anunció en abril la ministra de Ambiente de Chile, Sofía Rivas.
A medida que el cambio climático redefine nuestros hábitos de vida, también nos invita a replantear cómo despedimos a nuestros seres queridos. Los ataúdes ecológicos no solo ofrecen una opción ética y sostenible, sino que también simbolizan una forma de cerrar el ciclo vital con responsabilidad y armonía con la naturaleza.

En Perú
En Perú, la tendencia hacia los funerales ecológicos ya se está poniendo en marcha, aunque aún de manera incipiente. Varias funerarias limeñas han comenzado a ofrecer ataúdes biodegradables hechos de cartón reciclado, bambú y fibras vegetales. Adicionalmente, el Parque del Recuerdo en Lima permite el uso de urnas biodegradables que, al combinarse con semillas, permiten que crezca un árbol en memoria del difunto. Aunque no existen aún productores peruanos que fabriquen ataúdes ecológicos de cartón desde cero, estas iniciativas muestran un creciente interés por integrar prácticas más sostenibles en los rituales funerarios del país.






